Política Universitaria

Universidades Estatales: Más dinero, más impuestos
Cierre de Universidades Deficitarias
Editoriales de El Mercurio, Sábado 7 de Junio.

No sabía qué tema elegir, preocupado por los problemas de la Universidad de Chile que me afectaban directamente, hasta que leí los argumentos mercantilistas entregados en forma anónima por el periódico más influyente de Chile. En esta columna quiero exponer mi opinión personal, posiblemente involucrada e idealista, del problema universitario actual.

Los Problemas

Hay dos problemas fundamentales que se confunden en la actual crisis universitaria y se ven como uno solo. Ellos son la administración deficiente de muchas universidades (estatales y privadas) y la falta de una política sensata y estable de financiamiento de las universidades del estado. Estos problemas tienen soluciones independientes y muy distintas. Creo que los estudiantes tienen más claro que El Mercurio y muchos rectores la situación actual. Aunque el movimiento estudiantil comenzó con la toma de la Univ. del Norte, sólo adquirió connotación nacional con los paros y tomas en la Universidad de Chile (otro centralismo desde el punto de vista de las universidades regionales). En el caso de la Universidad de Chile, quiero creer en la buena intención del rector Lavados pese a que no ha realizado cambios profundos, producto de no querer asumir costos políticos permanentes o algún tipo de ceguera crónica.

El problema burocrático en las universidades existe. Sin embargo, aunque éste se resuelva, ello no soluciona el problema del financiamiento. Por ejemplo, el aporte fiscal directo e indirecto de la Universidad de Chile es aproximadamente el 30% del presupuesto anual, los aranceles de los estudiantes un 45% y el resto se autogenera. Las políticas de financiamiento del estado son históricas y tienen muy poca racionalidad con respecto a los distintos parámetros con que podríamos medir a una universidad: número de alumnos, calidad de la docencia y la investigación, etc.

Las distintas visiones del problema radican en qué entendemos por universidad. Si entendemos que una universidad debe ser una empresa más en un mercado de libre competencia, enfocada a la docencia y con profesores de jornada parcial, caemos en las editoriales mencionadas, que sugieren el autofinanciamiento y la autonomía total. En ese caso es mejor vender las universidades del estado o independizarlas totalmente de él. ¿Debe la educación superior ser independiente del estado? Yo creo que no, pues es uno de los pilares del desarrollo del país. La universidad no sólo debe educar a quienes puedan pagarlo, si no que también a estudiantes de menores recursos, debiendo además realizar investigación de punta y extensión sin fines de lucro. La universidad debe ser un foco de conocimiento y cultura donde todos tengan las mismas oportunidades, debiendo, obviamente, sus recursos ser bien administrados.

Las Soluciones

La presión estudiantil se ha ejercido mediante paros y tomas. Aunque entiendo las motivaciones de los estudiantes y tienen derecho a huelga, no comparto las tomas pues creo firmemente que el fin no justifica los medios. Violentar a la propia comunidad universitaria sólo divide a las personas y no ayuda a enfocar el problema común. En la Univ. Católica del Norte se esperó a una resolución judicial para desalojarla. En Santiago no se esperó tanto. El desalojo de las dependencias administrativas de la Univ. de Chile o de la radio de la Univ. de Santiago recuerda tiempos sin democracia y no ayuda a distinguir amigos de enemigos. Por miedo a esta violencia los estudiantes han preferido tomar las facultades donde son entendidos y que son, paradójicamente, las que no debieran ser ocupados.

Una de las palabras que más se ha escuchado es cogobierno. Aunque no sea ese el objetivo de los estudiantes, los antecedentes que existen en Latinoamérica de cogobierno son nefastos. A veces se dan ejemplos sin conocerlos, como universidades en Argentina, Brasil o Uruguay. Yo conozco a muchas universidades sudamericanas de cerca y espero que ninguna universidad de Chile llegue a eso. Hechos concretos son elecciones politizadas que pueden elegir como rector a personas sin educación superior (Brasil), admisión irrestricta, número ilimitado de exámenes recuperativos (Argentina), académicos mal pagados, etc. Esto genera universidades masivas donde es muy difícil enseñar a los estudiantes, sin preofesores de jornada completa (o si existen trabajando fuera) y con poblaciones flotantes de estudiantes eternos que al final son los que regulan el sistema.

La solución no es el autofinanciamiento o el cierre de universidades deficitarias (si es por esto ninguna universidad podría tener carreras en el área de las ciencias humanas), no es tener matrículas a valor de mercado ni depender exclusivamente de profesores por hora, no es encasillar la investigación sólo en fondos concursables ni liberalizar aún más la creación de universidades privadas. El Mercurio alaba las reformas del gobierno militar, entre ellas la creación de universidades regionales. Cabe recordar que la razón principal de la división de la Univ. de Chile fue dividir el movimiento universitario más que descentralizarlo. Por otra parte se critica que a las universidades del estado nadie las acredita, sin mencionar que esto es producto de la misma ley mencionada. No basta un análisis muy profundo para llegar a la conclusión que en promedio, pese a todos los problemas, las universidades estatales generan profesionales tan buenos o mejores que las universidades privadas y que realizan la mayoría de la investigación chilena.

Hechos que permiten encontrar una solución permanente a los problemas que nos afectan pasan por escuchar las opiniones de todos los involucrados, legislar el nuevo estatuto administrativo (que permitiría competir de igual a igual con las universidades privadas), asignar recursos de acuerdo a objetivos medibles concretos, crear nuevos mecanismos de apoyo a estudiantes de pocos recursos, reestructurar las administraciones centrales y dar más autonomía a las facultades. Si esto significa pagar más impuestos, como amenaza El Mercurio, yo los pagaría, pues un problema mayor aún es seguir ensanchando la brecha económica entre empresarios y obreros.


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